Esta exposición la llevaría a cabo una
única compañera, debido a las ausencias en las primeras clases. Éste fue el
primer aliciente de lo que más tarde se definirían claramente las diferencias
entre el trabajo cooperativo y el trabajo en equipo.
Tras explicar el
concepto de aprendizaje cooperativo, deberíamos conocer las diferencias
existentes entre los dos conceptos anteriormente nombrados.
Por un lado para
llevar el trabajo en equipo a cabo, se realizará a partir de unos grupos
homogéneos donde exista un líder individual que lo conduzca hacia un resultado
óptimo (es decir, el interés principal es el resultado). De esta manera la meta
propuesta es completar la tarea asignada en el tiempo establecido, donde el
docente únicamente valorará el resultado.
Por otro lado
tenemos el aprendizaje cooperativo llevado a cabo por grupos heterogéneos (en
cuanto a capacidades intelectuales, motivaciones, solidaridad, tolerancia a la
frustración...) donde existe una responsabilidad grupal donde existen roles rotativos
que lo dirigen hacia el progreso y/o desarrollo de capacidades, habilidades y
conocimientos.
Entonces, si vemos
todas las ventajas que conlleva su uso ¿por qué en los colegios se sigue
implantando el método tradicional? El docente es incapaz de valorar si el
alumno ha adquirido verdaderamente las competencias
propuestas, únicamente valorará el resultado. De este modo, el alumno
es un receptor de informaciones que debe seguir el rendimiento de la clase,
independientemente de sus inquietudes, ideas o intereses. ¿De qué sirve
entonces que el alumno adquiera unos conocimientos inútiles que no serán
capaces de aplicar en su vida cotidiana?
A partir de estas cuestiones debemos
preguntarnos a su vez ¿Puede uno cambiar el sistema educativo? Esto no es una
tarea fácil, pero opino que los cambios más grandes y beneficiosos para la
sociedad siempre han provenido de la clase obrera. De manera que si
encontramos, como he dicho antes, los apoyos necesarios seremos capaces de
llegar a nuestro objetivo.
Continuando con la exposición, nuestra
compañera a continuación nos explicó diferentes dinámicas que se podían llevar
a cabo, como la entrevista, la maleta, el mundo de los colores.. La que más
captó mi atención sin duda fue la lectura compartida.
Muchos de nosotros hemos sufrido cuando se
realizaban lecturas orales en la clase, puesto que era el momento cumbre del
día. Todos estábamos nerviosos por cuándo llegaría nuestro momento, en que
línea comenzaríamos, el ritmo de la lectura, el control de la voz.. y lo que
nunca llegamos a entender es que no estábamos consiguiendo verdaderamente un
objetivo común. Los que no saben leer adecuadamente leían menos texto para no
minorar el ritmo de la clase, de manera que en cierta forma se les excluía de
la actividad.
Esto se puede paliar mediante la lectura
compartida, donde un alumno es el que lee y dos resumen las ideas principales.
Así aquellos que no tengan una buena comprensión lectora, o que directamente no
sepan leer muy bien puedan ser partícipes de la actividad.
Para concluir quiero dejar una frase para
reflexionar: si nuestra sociedad se basa en la libertad de derechos, entre
ellos el de expresión, y la escuela busca un único prototipo de ser humano
ideal..
¿Dónde queda la libertad del niño/a?
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