jueves, 11 de abril de 2013

María Celada. El aprendizaje cooperativo.


Esta exposición la llevaría a cabo una única compañera, debido a las ausencias en las primeras clases. Éste fue el primer aliciente de lo que más tarde se definirían claramente las diferencias entre el trabajo cooperativo y el trabajo en equipo.

Tras explicar el concepto de aprendizaje cooperativo, deberíamos conocer las diferencias existentes entre los dos conceptos anteriormente nombrados. 
Por un lado para llevar el trabajo en equipo a cabo, se realizará a partir de unos grupos homogéneos donde exista un líder individual que lo conduzca hacia un resultado óptimo (es decir, el interés principal es el resultado). De esta manera la meta propuesta es completar la tarea asignada en el tiempo establecido, donde el docente únicamente valorará el resultado. 

Por otro lado tenemos el aprendizaje cooperativo llevado a cabo por grupos heterogéneos (en cuanto a capacidades intelectuales, motivaciones, solidaridad, tolerancia a la frustración...) donde existe una responsabilidad grupal donde existen roles rotativos que lo dirigen hacia el progreso y/o desarrollo de capacidades, habilidades y conocimientos.

Entonces, si vemos todas las ventajas que conlleva su uso ¿por qué en los colegios se sigue implantando el método tradicional? El docente es incapaz de valorar si el alumno ha adquirido verdaderamente las competencias propuestas, únicamente valorará el resultado. De este modo, el alumno es un receptor de informaciones que debe seguir el rendimiento de la clase, independientemente de sus inquietudes, ideas o intereses. ¿De qué sirve entonces que el alumno adquiera unos conocimientos inútiles que no serán capaces de aplicar en su vida cotidiana? 

A partir de estas cuestiones debemos preguntarnos a su vez ¿Puede uno cambiar el sistema educativo? Esto no es una tarea fácil, pero opino que los cambios más grandes y beneficiosos para la sociedad siempre han provenido de la clase obrera. De manera que si encontramos, como he dicho antes, los apoyos necesarios seremos capaces de llegar  a nuestro objetivo.


Continuando con la exposición, nuestra compañera a continuación nos explicó diferentes dinámicas que se podían llevar a cabo, como la entrevista, la maleta, el mundo de los colores.. La que más captó mi atención sin duda fue la lectura compartida.
Muchos de nosotros hemos sufrido cuando se realizaban lecturas orales en la clase, puesto que era el momento cumbre del día. Todos estábamos nerviosos por cuándo llegaría nuestro momento, en que línea comenzaríamos, el ritmo de la lectura, el control de la voz.. y lo que nunca llegamos a entender es que no estábamos consiguiendo verdaderamente un objetivo común. Los que no saben leer adecuadamente leían menos texto para no minorar el ritmo de la clase, de manera que en cierta forma se les excluía de la actividad.
Esto se puede paliar mediante la lectura compartida, donde un alumno es el que lee y dos resumen las ideas principales. Así aquellos que no tengan una buena comprensión lectora, o que directamente no sepan leer muy bien puedan ser partícipes de la actividad.

Para concluir quiero dejar una frase para reflexionar: si nuestra sociedad se basa en la libertad de derechos, entre ellos el de expresión, y la escuela busca un único prototipo de ser humano ideal..
 ¿Dónde queda la libertad del niño/a?

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