lunes, 18 de marzo de 2013

Un enfoque diferente de la educación


Al ser una asignatura totalmente desconocida para nosotros, desde un primer momento hubo un cierto desconcierto por parte de todos a la hora de trabajar. De ahí la necesidad de aceptar una ayuda ejercida por otros compañeros del plan de estudios sobre el tema a tratar: APRENDIZAJE COOPERATIVO.
Ciertamente es un tema transversal que debemos abordar desde la escuela para conseguir la transformación social. Por ende, es necesario que los docentes sepamos apreciar la importancia que adquiere en nuestras aulas.

No se trata de calificar mediante números (cosa que logra condicionar la autoestima en función de sus “capacidades”), sino de apreciar el proceso por el cual todos aprenden de todos de una manera cualitativa, garantizando el rendimiento y avance de todos los integrantes. Pero además, supone un reto personal propuesto  y elegido de manera autónoma y voluntaria. De este modo, conseguimos una mayor motivación por parte del alumnado, que tiene como fin el crecimiento personal.
Por otro lado, de manera indirecta conseguimos formar alumnos críticos, libres de prejuicios y posibles discriminaciones (pues se requiere de la participación de cada uno de los integrantes a igual nivel),  así como libres de tomar sus propias decisiones.

Esto solo es posible con cierta predisposición, por parte del docente, a trabajar así, siendo también necesario el interés por la adquisición de conocimientos y la aplicación de los mismos. Pues, si el maestro se encuentra desmotivado, actuará en consecuencia, a través del repetido uso de libros obsoletos donde el alumno tome un papel pasivo en su proceso de enseñanza-aprendizaje, sin tener en cuenta sus capacidades.
Por ello, personalmente creo que es necesario un  cambio en el planteamiento de la educación. Debe ser el alumno quien tome el papel principal de su proceso de enseñanza-aprendizaje, recreándose en escuelas al aire libre donde se permita la realización de asambleas (tales como las que se llevan a cabo en las aulas de Educación Infantil).  Así, podremos tener las aulas repartidas en tantas asignaturas existan, de manera que se encuentren todas relacionadas tanto en su contenido como en su planteamiento. Éste deberá consistir en la disposición de las mesas por grupos de trabajo, donde se fomente la participación mediante guías de trabajo o debates (dejando el libro de texto como un libro de consulta) sin  caer en una competitividad insana.

Solo de esta manera, seremos capaces de conseguir una transformación social donde el alumno sea competente a través de una educación adaptada a sus capacidades y habilidades  que garantice un continuo progreso en la adquisición de conocimientos, procesos y estrategias. Y esto parte fundamentalmente de la propia acción del docente, quien debe concebir a los alumnos como un grupo de investigación, y a sí mismo, como un guía en su proceso de enseñanza-aprendizaje.

Patricia.

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